Ninguna princesa nunca,
así,
me habia abierto una ventana a su castillo,
escoltado,
con agua,
heno a los burros y yo hecho caballero.
Has puesto frutas en una mesa de piedra,
has puesto rosas antiguas en el patio.
Estas tu.
Es una cena hermosa.
Iré y te besare hasta que sangren todos los recuerdos.
Porque entonces,
ya el futuro lo conoceremos.
Estará pintado de nosotros.