la negra rodriguez

DANZANDO...SOÑANDO...VOLANDO.

Buscando en su pueblo el arte más puro

Va por los senderos recónditos… tristes.

donde el campesino brega con la tierra

arañando sueños, en trabajo duro.

Soñando…soñando, en el mar lejano

Que quizás, soñando, pueda conocerlo,

Y escuchar con brillo y llanto en su mirada

El  hermoso canto de las caracolas,

O tal vez, el canto de alguna sirena.

Esa es su meta,  vierte en ella su esencia.

 Lograr que esas manos que escarban la tierra

Que ordeñan la vaca, succionando vida

Se vuelvan palomas en un escenario

Volando…volando

Entre tules y oropeles, organzas y velos,

 alas y aureolas de luz, coronas de estrellas.

Cuerpos no apropiados según los que piensan

Que la danza es privilegio de cuerpos refinados.

Él lo niega, él , no, no cree  eso.

El saca de cada uno  de los campesinos

La esencia del arte,  con sabor a tierra

 Con olor a hierba y retamas florecidas,

Palpando el anhelo de aves en vuelo

Volando y volando hasta tocar el cielo.

Y en ese catecismo forma  al ser humano

Consciente de su historia y de su identidad,

Con amor a la tierra como legado de la Divinidad

Y  no solo encontrará en el suelo las raíces vegetales

Encontrara  en sus cuerpos las raíces de su alma.

En el escenario del pueblito de Déleg

Danzaran ángeles salidos de la tierra

Elevándose a los cielos dirigidos por un ángel:

El curita bailarín, carismático y constante

Que ama a Dios en el ser más humilde.

Y su altar es el escenario.

 en donde, da lo mejor de su vida.

Su enseñanza y la palabra Divina:

“Amar al prójimo como a ti mismo”

Y él, artista amando y dando a su prójimo

 lo que el ama: su arte.

Y es la vida su altar y su escenario.

Así es el padre Carlos, mi amigo

Ante quien me reverencio

Porque es alto en su empeño

y en su amor por la vida.