Él, es el bisbiseo de un violín dilucidado,
un arpegio inhóspito de mi silencio.
vida en el bemol de mi fantasía.
mi secreto bordado en la yema de los dedos.
Quimérico será tocar la sinfonía de su piel,
como profesar la candela de un mimo suyo
y así en cada acorde ser una nimia ilusión,
la mudanza de mis sentidos al pentagrama.
Él se hallará en alguna arista del mundo,
y yo, sin más que ofrecer que mis pensamientos
viviré en la composición de un beso,
en el azahar de mi sueño.
Clavel Rojo
Alejandra P. Rodríguez Espinosa. Todos los derechos reservados.