Y aquí me tienes, inmóvil en el embeleso de tus ojos
Vagando por las marismas del cielo
Recibiendo tu mirada:
como maremoto,
como estruendo,
como pedazo de una nube sajada
Por la tizona de tus pestañas.
Y aquí… prisionero en el abisal de tu mirar
con los oídos embravecidos por el silencio
en el que se callan tus palabras
en el que se confunden los labios
¿Y que dices?
si hasta los trinos del alba se callan…