Cuando los silencios callan…
y mudos quedan los vientos,
mis palabras se enloquecen
y ya no generan ecos…
Y aquí, en mi paz interior,
yo descanso y me adormezco
y descanso de problemas,
como si fuera en un sueño,
y al salir al exterior
se me hacen más pequeños.
Y por eso yo me callo,
me refugio en el silencio
cada día unos minutos,
como un ejercicio pleno,
que me descansa y me aviva
para comenzar de nuevo.