A veces quisiera ser como el agua del raudal
Que velozmente circula calles fuera de mi hogar
Llevando todo a su paso de una forma fatal
Que no existen barreras que no pueda superar
Que se vaya diluyendo a mi paso persistente
El barro y la inmundicia del centro y el arrabal
Y desechos negligentes de olores pestilentes
Se derritan entre el fango y el hedor del albañal
Y después de una paciente y hacendosa limpieza
Llegue al fin en un recodo en una unión triunfal
A correr siendo ya río bajando a campo traviesa
Y llegar al mar salado en un abrazo eternal.
ELEPE, 14-07-09