Tu ajuar en transparencias no deja duda
tu blanca carne se delata,
como la luna de plata,
que impúdicamente se desnuda.
Rosa blanca entre tules
que mi locura despierta,
al trasluz en la puerta
de mis pasiones azules.
Cruzas la habitación callada
con tus pechos erguidos,
alterando mis sentidos
desbocando mi mirada.
De nuestros cuerpos nacerá
un ángel pecador lo siento,
espontáneos efluvios del momento
para ti todo será.
Aquí estoy por ti gobernado,
en mi como paloma herida te posas,
derramando tu sudar de rosas,
sobre mi cuerpo extenuado.
Y al final del vértice de tus piernas
me apropio insolentemente,
en un estado inconsciente,
estallan de pasión mis venas.
Mas ya... no podemos,
acto irracional concluido,
el secreto ritual se ha vivido
y en el beso final perecemos.
L. MONT