Entre las esquinas de una prisión oscura
Se escuchan los sollozos de un rehén,
De una víctima del pasado
Que ansía ser libre, escapar…
Constreñido por la sangre, por las venas,
Por el cuerpo que muere día al día,
Por los pensamientos
Que carcomen hasta lo profundo del alma.
Agonizado en su desdicha, sin salida
Vive, muere – le da lo mismo,
Permanecer se vuelto en desaparecer.
Se ha rendido el rehén,
Se ha librado al azar de su suerte,
Vivir sin límites, sin los confines,
Sin reproches, que como un sonido de cascada
Interrumpe el silencio de un bosque.
Vivir sin un pasado sin un futuro,
En un presente, en un momento, en un instante
Cuajando el universo,
Aboliendo las leyes que rigen la existencia.
Ser libre, ha susurrado un rehén
En una prisión oscura
Con lágrimas en sus ojos.
Tirado al piso, el frio penetra toda su esencia,
Extiende sus manos hacia los barrotes del olvido,
Sintiendo con cada su célula que se extingue,
Con cada respiración, con cada segundo,
El aire fresco de la libertad.
¡Quiero ser libre!
Ha exclamado el rehén
Perdiendo la conciencia,
Cayendo en un sueño sin retorno,
Hacia un olvido, hacia miles estrellas fugaz
Llevándolo por las corrientes vivas,
Abrazado por el viento tibio
Que convalece el ánimo
Y el ser vapuleado.
¡Soy libre!
Con gritos anuncia el rehén,
Resonando en cada esquina de su pasado.
Copyright 2011 SerafinGlr