luis gustavo salas

CONSUMIENDONOS

Tomando la tierra corrugada

recogiéndome del suelo, poluto y oscuro

hacia el horizonte nada más

que una desierta estepa

abandonada y estéril,

solo restos incipientes

yacen esparcidos,

entre desechos, basuras desgastadas,

cadáveres de animales, ruinas abandonadas…

Ninguna planta, ni siquiera un insecto,

cubierto por una densa neblina

este paramo infértil cegado de los rayos del sol,

de pronto algún ruido, algún movimiento

¿quienes son estos seres que habitan estos inmundos lechos?

Se miran entre ellos, miran a su alrededor

tal vez buscando a quien juzgar

pues fueron las acciones de ellos, de aquellos

que los llevo a este averno,

apenas con trémulos movimientos

consiguen incorporarse,

su carne escasa y estrujada

sus ojos hundidos y vacios,

el Denuedo de su espíritu

que los llevo a destruir este mundo,

ya resquebrajado…

Sin aire para respirar

sin alimento para subsistir,

sellado ya su destino,

todo por ese vacio insaciable

de  depredar y consumir

asesinar y destruir,

nuestro propio hogar,

sellado su destino

a una lánguida y aguda muerte.