Bailan por la rendida noche impermeable y crujiente ,
una gloriosa danza imparable ,tus rodillas y mi vientre
se ciñen en un estrecho nudo de piezas delirantes,
con el fervor entrelazado ,de dos cuerpos amantes.
en un desorden despeinado ,de hálitos deshechos
estrechando delgadas sombras ,entre 40 fúlgidos dedos ,
regando húmedas esencias ,como racimos de vasto deseo
e hilvanando el insomnio ,desde mis sosegados labios.
hasta la evocadora fuerza palpitante de tu pecho.
Combate mi cuerpo enfebrecido,siente tu sumida forma y avidez
que resbala mortal e impaciente,en mi terca y trémula desnudez ,
impregnando mi pulso ,con tono voraz ,de rítmicas pupilas dilatadas
momentánea destrucción rasgada ,de sonrisas estancadas
y entretejidas lenguas de hinchada pasión deshojada.
Una vertiente se quebranta y se disgrega entre muertes
derramándose gota a gota por mí crisálida boca ,
que se sofoca desnuda y colapsa entrecortada
en el cálido aliento ,que se funde en tus entrañas .
Mientras la oscura y abovedada noche se pierde sin sonido
en la vaguedad reciente y sensual del silencio partido,
nuestros cuerpos amantes se estrechan y mueren pacientes,
en un instantáneo destello , de ardiente tacto enmudecido.
Arden repentinas , tu figura de invierno y mi silueta de verano
como una ilusión desprendida ,opacando al abatido espejo
y desmitificando la razón, que empaña su movedizo reflejo
como forma desvanecida y como velado secreto.
Vivimos en un estado crónico de erupción desalojada
con la memoria fielmente ceñida al misterio germinal,
y adherida al fugaz contorno del un múltiple lamento
en un grito horizontal que se alza abandonado en mi garganta ,
y exhala como vertiginoso eco ,un frágil sollozo vertical.
Una marea de sangre se sacude y con lenguas salinas nos domina,
erecta nuestra piel herida , estallando en espuma de rompiente poesía.
Anida virginal tu mirada ,sumergida en las aguas de mi geografía,
consumida en ansiedades corpóreas de fervores y tibieza trenzadas
del mágico color que despliegan, las pasiones que naufragan.
Hasta que el murmullo de un río calmo ,balancea nuestros tallos,
nos aletarga y nos alberga ,con su influjo de melancólica embriaguez
entre el delicioso aroma del tabaco y un pálido perfume de canela y miel
hombre y mujer , luces y sombras , en un eterno color incandescente
de dos cuerpos que confusos y etéreos,
se rinden en los brazos vencidos del deseo,
errantes y extasiados, desafiando todo placer
con ciego pulso adormecido ...y desvanecidos de misterio