En la plaza
una simple botellita,
ya no es aquella
simple botellita,
es distinta,
ha progresado,
tiene menos cintura,
y yo la recuerdo antes
con su cintura que mordía,
¿que puedes decirme
vidrio traslúcido y moscas?
Antes había gente que no te dejaban
así: expuesta,
antes había cuidadores
con gorra azul y oro,
vigilaban que el tiempo se quede suspendido,
entonces todo era más lento, más limpio,
casi mío,
menos brillante
pero más limpio
(a pesar de la arena y las moscas)
Es fácil jugar a las formas,
es fácil quererte,
el sol te da pleno,
tu mirada perdida
pero brillante,
tal vez
no entiendas que la vida
está llena de amores,
o tal vez
entiendas que el beso
está lleno de caricias
y la boca se llena de todo
el otro
y tal vez el sabor
haya cambiado
también,
la fórmula es secreta
y la forma también
lo es.
¿Quién puede suponer
el por qué?
Las razones son llegar
mucho más allá
de lo que se muestra
y se ve
y las moscas saben de eso
y se escapan
Se invade la forma
con un poquito de arena
y todo cambia hacia la ilusión,
(de tenerte)
el envase la encierra,
ajusta el tiempo
y vuela la imaginación,
el eco la transporta,
gira la botellita
y se va vaciando de sueños.
El cielo está límpido,
el aire aún es aire
y los pájaros vuelan,
entre las ramas del inmenso paraíso
te percibo
tu rostro suave,
sincero,
tu mirada increíble,
la botellita
aún girando
ya vacía de sed
y caricias
y me percato que me falta el beso,
limpio,
fresco, lento,
exacto o tardío,
beso color caramelo.