Juraste por Dios olvidarme/ y hoy tu recuerdo aún me acecha,/ ignoro si llegas a recordarme,/ Dios quizá ya lo sospecha.
De lo que pasó entre los dos,/ tantas cosas se pueden contar,/ que creo que el mismo Dios/ ya no sabe a quién culpar.
Esperabas el encuentro de los dos/ como yegua en celo en el establo/ y se produjo gracias a Dios…/ pero tú le agradeciste al diablo.
Juraste que fue mío tu amor un día,/ amor del que ya no me ocupo,/ porque en ese entonces yo no lo sabía/ y creo que ni Dios lo supo.
¿Tenemos derecho a querernos?/ Es la pregunta que nos hacemos los dos/ y sólo con el hecho de conocernos,/ tenemos respuesta de Dios.
Si piensas que Dios existe,/ que el amor es eterno,/ búscame en el cielo en el que siempre creíste/ o espérame en el infierno.
Sube al estrado conmigo/ y confiesa haberme amado otra vez,/ yo te serviré de testigo,/ dejemos que Dios sea el juez.
Qué problema que entre los 2/ haya caminos que se cruzan entre sí./ Uno sin pecados directo a Dios/ y el otro pecando mucho junto a ti.
Háblale a Dios del presente y no del pasado/ y pídele que te guíe,/ que yo cuando te he nombrado/ Dios siempre se sonríe.
Al morir verte será mi anhelo/ y eso lo sabrá el Padre eterno,/ pues el infierno contigo será el cielo/ y el cielo sin ti… un infierno.
Antes de encarnar puedes creerlo,/ una voz me ordenó amarte./ Si es orden de Dios tengo que hacerlo/ y tú, tienes que dejarte.
Cuando Dios me enseñó/ que más que un mandamiento, amarte era un derecho,/ al revisar mi alma se encontró/ con que yo ya lo había hecho.
Cuando rezan sólo con su voz/los define mi diccionario/ como hipócritas adorando a Dios,/ farsantes rezando el rosario.
Cuando termine tu llanto/ admite que la culpa es de los dos,/ porque es verdad que no fui un santo/ ni tú el cordero de Dios.
¿Cuántas vidas debo vivir?/ ¿Cómo nombrar a Dios cuando lo llamo?/ ¿Cuántos versos más debo escribir/ para que quede claro que te amo?
Dios metió al amor en la lista/ de una historia triste sin perdón,/ porque le encantaron los protagonistas/ pero no le gustó el guión.
Dos cosas sabe Dios/ que motivan mis enojos./ No volver a escuchar tu voz/ y no mirarme en tus ojos.
El amor pasó y se fue, debo admitirlo,/ yo por milagro creí tenerlo,/ jugando al amor sin sentirlo/ y a ser Dios sin serlo.
¿Qué piensas que es el amor?/ No hay forma de que sea algo macabro./ Si piensas en la naturaleza es una flor,/ si piensas en Dios… un milagro.
Toc… toc… toco tu puerta y no consigo/ mejor manera de acercarme a ti,/ Dios la tocó y está contigo…/ ¿me dejas entrar a mí?