RECUERDOS DEL PATIO
Aquel patio tan extenso
inundado de hojas secas
lo barrí tanto que ahora pienso
que fueron inútiles mis rabietas.
Con rastrillo, pala y escoba
comenzaba mis labores temprano,
ese trabajo de recoger hojas
hace que el recuerdo no sea vano.
Patio que entre hojas y ramas
dejé tantas horas de mi niñez
recuerdos tus hojas arrumadas
cuando soplaba el viento al atardecer.
Hoy hace que me enternezca
y ría como nunca he reído
al recordar los tiempos de cosecha
que además de hojas dejaba frutos caídos.
Pienso que según mi parecer
nunca al patio lo podré olvidar,
con él fue que aprendí a barrer
y en cierto modo, a no ensuciar.
Algunas veces creí que era infortunio
aquella misión de barrer el patio,
pero su recuerdo hoy, es mi peculio,
que atesora mi mente con su valor exacto.
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EL AGUERRIDO MAR
El mar se fue a la batalla
con tremenda artillería,
llevaba al pez espada
que entre el oleaje salía.
Otro armamento sencillo
sacado de las profundidades,
un cardumen, de peces martillos
que ofrecían sus bondades.
Nadie detenerlo pudo,
el mar se fue a la batalla,
y se llevó como escudo
a una inmensa manta raya.
El mar iba muy furioso
como todo buen guerrero
golpeando estrepitoso
barcos, buques y veleros.
El mar se fue a la batalla
Y sin respetar los anclajes
agredió al digno y al canalla
con la fuerza de su oleaje.
El mar es un aguerrido
que ataca sin miramientos
por eso siempre le he temido
a la fuerza del mar inmenso.
Guerrero de aguas profundas
libra tu lucha ancestral,
todo lo que te circunda
te hace grande, e inmortal.
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