Alejandro José Diaz Valero

Remembranzas y metáforas

RECUERDOS DEL PATIO

Aquel patio tan extenso

inundado de hojas secas

lo barrí tanto que ahora pienso

que fueron inútiles mis rabietas.

 

Con rastrillo, pala y escoba

comenzaba mis labores temprano,

ese trabajo de recoger hojas

hace que el recuerdo no sea vano.

 

Patio que entre hojas y ramas

dejé tantas horas de mi niñez

recuerdos tus hojas arrumadas

cuando soplaba el viento al atardecer.

 

Hoy hace que me enternezca

y ría como nunca he reído

al recordar los tiempos de cosecha

que además de hojas dejaba frutos caídos.

 

Pienso que según mi parecer

nunca al patio lo podré olvidar,

con él fue que aprendí a barrer

y en cierto modo, a no ensuciar.

 

Algunas veces creí que era infortunio

aquella misión de barrer el patio,

pero su recuerdo hoy,  es mi peculio,

que atesora mi mente con su valor exacto.

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 EL AGUERRIDO MAR

 

El mar se fue a la batalla

con tremenda artillería,

llevaba al pez espada

que entre el oleaje salía.

 

Otro armamento sencillo

sacado de las profundidades,

un cardumen, de  peces martillos

que ofrecían sus bondades.

 

Nadie detenerlo pudo,

el mar se fue a la batalla,

y se llevó como escudo

a una inmensa manta raya.

 

El mar iba muy furioso

como todo buen guerrero

golpeando estrepitoso

barcos, buques y veleros.

 

El mar se fue a la batalla

Y sin respetar los  anclajes

agredió al digno y al canalla

con la fuerza de su oleaje.

 

El mar es un aguerrido

que ataca sin miramientos

por eso siempre le he temido

a la fuerza del mar inmenso.

 

Guerrero de aguas profundas

libra tu lucha ancestral,

todo lo que te circunda

te hace grande, e inmortal.

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