Señor, señor ¿porque no te veo?.
Te hablo y no me respondes;¿donde estas?.
Toco tu puerta y no obtengo respuesta alguna,
no logro entender.
Hijo mio, siempre he estado contigo,
siempre te he hablado.
Cuando mires la sonrisa feliz de un niño, allí estaré.
Cuando veas a un desamparado
saliendo de la oscuridad siniestra de la miseria, allí estaré.
Cuando compartas con tu hermano, hijo, allí estaré.
Cuando perdones a tu prójimo sin recelos, allí estaré.
Y cuando estés feliz, con mente serena; ese día,
mira al cielo sin desasosiego, y me veras.
Diego de Jesus Franco