Eres el tesoro de invaluable valor,
de la misma manera que los templarios
res-guardaron el Santo Grial . . . . .
ofrendando la vida misma, si necesario fuese.
Así, deseo cuidarte, protegerte
tu esencia motiva a ofrendarte
lo bueno que tengo . . . . . .
impulsándome a ser mejor.
Si fueras sirena,
serias del Dios Neptuno
la hija predilecta;
por tu bondad y belleza.
Eres la armonía, eres única
otra como tu . . . . .
en algun otro lugar del mundo
no habrá.