Sentí tu piel como el fuego de los besos a la mañana.
Tú dormías pero yo, yo te observaba piadosamente, entre pliegues de sabanas y sueños.
Te miraba entre la confusión del encuentro y las circunstancias validas de la pasión.
Velas creadas para una ocasión, música puesta para la melancolía de un fin sin adiós y un principio ya con bienvenida.
Cebo entre los vasos testigos de la locura pasión de tus besos pecaminosos. Perfume de tu cuello y erizada piel con el brillo de tus brillantes entre tus dedos.
Los nervios y las ansiedad nos son buenas amigas junta se juntan para arruinar la ocasión.
Muelle no visitado el de mis versos en besos más debajo de tus piernas, esa sensación q no reconociste.