Ya los libros no huelen como antes
en aquellas tardes en que llovía
y juntando pedazos de mi tiempo
no quería descansar.
Ya no resuenan, como antes, las palabras
ni se ven tan grandes los nombres,
cualquiera es un personaje,
ahora no es como antes.
El vinagre recorre el índice
y se escurre por debajo de mi cama,
las palabras ocultas se ponen a simple vista
para no ser encontradas.
Y los guiones que antes me hablaban
sólo callan, sólo ven
y de cuando en cuando no recuerdo
quien es quien lee a quien.