He recorrido tu territorio blanco
como un cisne navegante,
flotado tu piel de laguna y cobre diluido.
Contando árboles de crepúsculo en tus muslos y
el tiempo maduro del fruto en tu vientre.
Vi en tu espalda horizontal
un puerto marino y una isla
con el aire azul de las gaviotas planeando y
la serena reina del sueño y de la luna
recostada en tu ultima costilla.
Algo cantaba tras tu oído en eco.
Era tu voz rumorosa,
Subida por tus manos a mis campanarios resonantes.
¡ Ay amor, parecía que cantabas
con la lira y el arpa de los Ángeles ¡
De tus cabellos a los talones
quedó mi huella en dibujo.
Y al ir mermando mi viaje
se estiraron volando los pétalos con alas y
los pájaros pobladores adormecidos
reposaban tu sabana de llanura,
con una rosa en el pico y
la luz del planeta brillando en los ojos.