Jose Luis Santiago

MARIA MAGDALENA, LA LUZ

En vano que no salga este intento

ni de mi mano, y sea ella dirigida

por el dador de todo sustento

y que la luz del hecho quede prendida

igual que la fluida lección es retenida

 

la oscuridad fue abatida

y la gran deuda saldada

y a Maria Magdalena que perseguida

sin piedad iba a ser apedreada

por Cristo fue salvada y alzada

 

la mujer, muda y asombrada

desvalida y maltrecha

se lo bebió con la mirada

y agradecida a sus pies se echa

besándolos ella, en lagrimas desecha

 

los acariciaba con la melena

y llenándose de gozo

con mimo los encadena

a su corazón, que hecho trozos

gemía ahogándose entre sollozos

 

esto causo gran asombro

a uno que allí presente

yo aquí, ni lo nombro

ya que de piedad el carente

repudio la luz de amor allí patente

 

yo no puedo estar ausente

ni yo mirar a otro lado

ante este hecho tan contundente

de compasión amorosa tan desbordado

que por misericordia y sin causa fue dado

 

que de vergüenza queden colorados

señorías, papas y altezas

ante la clemencia que ha manifestado

Cristo que del hombre es cabeza

y de la humanidad brillo y pureza

 

con habilidad y destreza

Jesús había colocado

la piedra angular de su fortaleza

que el templo, con la cruz fue derribado

y en tres días, el lo había levantado

 

perdonad y seréis perdonados

lo que deis recibiréis

como juzguéis seréis juzgados

si lloráis ahora, luego reiréis

y los que clamáis justicia, os saciareis

 

dentro y fuera de vosotros

reina el único Dios con celo

“ que venga tu reino a nosotros

y hágase tu voluntad en la tierra y en el cielo”

orar así sin pensar, es de sordos y ciegos

 

los últimos serán los primeros

¿acaso no es mas el cuerpo que el vestido?

¿acaso no es mas la vida que el cuerpo?

al reflexionar las palabras, se les haya sentido

y no en templos con ídolos, vestidos y enaltecidos

 

si bien habéis comprendido

gustareis la vida y no la muerte

y viviréis con la lucidez encendidos

que el que buenos actos bien invierte

no se enaltece, y a Dios confía su suerte

 

Jesús a Maria la Magdalena

con frecuencia la besaba

quien no acepta esto se condena

ya que niega la lección que es dada

en las palabras del evangelio manifestadas