Ahí viene el albañil
Con su mochila en la mano
con su caminar pausado
con su sombrío mira.
Aunque muchos lo menosprecien
por su aspecto descuidado
no reconocer siquiera
que si no fuera por él
quien haría una casita,
desde una humilde choza
hasta el más fino chalet
y los grandes rascacielos
no existieran también.
Es diestro con la paleta,
con el frotacho ni hablar,
con la escuadra y el nivel,
con la lampa y la barreta,
con la plancha y la plomada
el badilejo también.
Son sus fieles instrumentos
que carga con mucho celo
pues ellos le dan la vida
brindándoles la comida
que ha su hogar ha de llevar.
En su chamba con esmero
el trabaja muy contento
para llevar alimento
con sus músculos de acero.
Aunque tenga mala facha,
aunque de verbo grosero,
es galán empedernido
cuando mira a una chica
luciendo sus lindas curvas,
arremetes con empeño
con piropos so tan santos
y aunque le respondan mal
ante tales groserías
para le da igual
siempre terco, mal criado
porque quiere ser su dueño,
aun que sólo sea un sueño
se saborea con ella,
al mirar a la doncella
que se aleja, que se aleja
y a tu corazón le deja
palpitando de emoción.
Al terminar la faena,
vuelve a casa el albañil
cansado llega a dormir
esa es su rutina diaria.
Cuando los años corroan
su espalda adolorida
y sus huesos otoñales
y sus músculos que fueron
como tendones de acero
ya serán sólo remedo
de aquel silencioso obrero.
Castigado por el tiempo,
te arrastrarán a la tumba,
a tu refugio infinito
donde tu cansado huesos
reposarán para siempre.
Por eso cuando tú mires
en el cielo algún candil
con luz de aurora y rubíes
es alma del albañil .