Te siento culebrear
dentro de mí,
rozando cada tejido,
trazando formas
geométricas
intricadas.
Ondas eléctricas recorren mi piel
que se eriza,
se estremece
de placer.
Gotitas de sudor
se desprenden de mi frente
como lágrimas de cristal,
formando riachuelos
que se vierten en el pozo
profundo de tu ombligo.
Untas un dedo en ello
y me pintas como un lienzo,
mezclando con la cereza estrujada
como sangre derramada.
Con las uñas hincadas
en las paredes,
arañando las espaldas,
trepamos en unísono
centímetro, centímetro
hasta llegar a una parada.
Es solo una pausa
para tomar aliento
y seguir ascendiendo
los renglones.
Las bocas se beben
sorbo a sorbo,
las lenguas se enredan
en piruetas como bailarinas.
Los sexos se miran
se palpan
se reconocen,
una efusión de aromas
se penetran,
despacio, despacio
quedándose suspendidos
flotando en una nube de espuma.
El río hierve, burbujas explotan,
una tras la otra suben
en melodías orgásmicas
con ritmo en crescendo.
Se abren las aguas.
Merche DemBar
23/2/11
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