El es callejero por derecho propio
El rostro oscuro y simple resopla su cansancio
y el cuerpo, desmintiendo la infancia, aún escondida,
sin sol que lo detenga,
sin lluvias que lo alarmen
desanda, casi autómata
el repetido círculo, el de todos los días.
Sus pasos desiguales se afirman mientras sesga,
las calles cotidianas, abrazando noticias.
Con bruscos aspavientos
arrastra su cansancio. Y a veces llora un silbo
que de golpe silencian las burlas a destiempo.
Con el grito o el gesto, que nadie desconoce,
ahuyenta, airadamente,
al que apagó su grillo.
Después, gorrión sin alas, enarbolando diarios
lo hace un guiño a los coches, gambetea semáforos
y en la esquina de siempre
vuelve a aquietar el grito.
En la parada, en tanto
se multiplica el nombre con que lo conocimos.
Con él, anda las calles, arreando los recuerdos
de un tiempo envejecido
cuando aún le decían Martín… pero no importa,
es hora, de desandar las calles en busca del descanso.
Como un pesado pájaro de leve bamboleo
regresa cada noche meciéndose en un silbo.
También en cada noche, la infancia agazapada
regresa hasta su alma para instalarle al niño.
LUCIA ANGELA CASTELLI DE FRANCO
DERECHOS RESERVADOS
Poema publicado en el libro Retazos de Pico
Edición terminado en 2007.