A Rubén Maldonado, con amor y devoción en su aniversario de nacimiento, humilde detalle.
Hoy no deseo hablar de la alborada
o de la metáfora que se acurruca sobre la pluma. Sólo quiero acercar mi cuerpo con el tuyo, hacer el amor cuando bailamos. Qué dichosa es la sed de nuestros pasos, porque recorren el salón a media vela, al compás de un suspiro que resbala y se acomoda en el talle de la piel de los labios. Sueña cuando dibujo un beso en tu rostro, porque eres mío en este mundo silencioso. Mío, mío, mío con la sensación íntima de saberte, la gloria de tu existencia en el universo de mi pupila. Pero calla amor, no digas nada aún permite esta noche duerman las palabras, y así bailar al son de este sentimiento,
en el roce de nuestras sombras que son amantes.
Clavel Rojo
Alejandra P. Rodríguez Espinosa. Todos los derechos reservados.