Pesadillas en una noche silenciosa,
de a poco cesa mi respirar.
Lágrimas caen por esta pesadilla deliciosa,
pero no hay como, ni quiero, escapar.
Un ciervo y un pegaso, un unicornio y un centauro.
Mitos cada vez mas lejanos, destinos cada vez mas oscuros
Veo amanecer al sol, la noche comienza a ceder.
Un canto estremecedor que paraliza todo mi ser.
Deliro una noche demaciado oscura,
luces tenues dejan ver duendes,
tratando de buscar hechizos de cura.
Me doy cuenta que ya llegó el amanecer.
¡Maldito duende!
Demonios de mis sueños
se infiltran en la realidad.
De a poco cae el cielo
y, al fin, veo la verdad.
Cayendose suena mi vida
absolutamente nada a mi alrededor
de alguna forma es lo que quería
de algun modo sabía que me heriría.
Pablo Ariel Paez Vega