Sentí la humedad de tu sexo.
Al sentir el suave roce de tus alas en mi piel,
yo sé que me estremecí,
al percibir las cálidas caricias de tus manos blancas,
pues pensé que eras un ángel…
que habías bajado, acompañando mi parca.
Pero tus dulces caricias se metieron en mis sueños y me convertiste en esclavo… a mí…
yo, que había sido tu dueño.
Sentí el sabor a canela de tus labios beso a beso…
y la calidad humedad en mis carnes,
de tu sexo,
mientras que me cabalgabas,
que di mil vueltas al cielo…
sin saber en dónde estaba.
Luego de sentir tu volcán de lava y caldo encendido,
sentí como ardía mi cuerpo como un carbón bien prendido,
y al sentir tus convulsione creí perder el sentido
volé abrazado a tu cuerpo como un ave vuela al nido.
Después cuando desperté y vi en la triste amargura en que quedo mi vida,
Y que ya no era tu dueño
le pedí de nuevo con Dios que me durmiera de nuevo para volver a mis sueños.
Autor: Joaquín Méndez. 25/02/11.resaerbados todos los derechos.