EPITAFIO
yace aquí la impavidez de un poeta
Que escribió sus versos serenamente,
que nunca pudo vivir de sus letras.
porque a veces salían incongruentes.
Aquí yace sin su voz ni protesta
víctima fue de una muerte inclemente
que cuando llega y hace sus apuesta
se instala sin más en cuerpo presente.
Poeta, tu voluntad hoy declina,
aletargada en un sombrío espacio
sabe que su momento ya termina.
Y que hoy a manera de gran prefacio
blande la gran espada de hoja fina
para así dejar su propio epitafio
SÁBADOS DE FIESTA
Aquellos sábados inolvidables
en tiempos de lejana adolescencia
dispuestos y precisos para el baile
luciendo colorida vestimenta.
Las muchachas lucían impecables
engalanando el club con su presencia
vistiendo todas, elegantes trajes
creando interés en la concurrencia.
Eran unos sábados bien fiesteros
donde junto a mis fieles compañeros
invitábamos chicas a la pista...
Todo a mi mente dispara certero,
pensando en los sábados placenteros,
donde la fiesta fue protagonista
DOMINGOS DE MISA
Oyendo campanas dominicales
invitando al evento religioso
sentía yo, dones espirituales
en aquellos tiempos, gratos, dichosos.
Se veían familias vecinales
que marchaban a pasos presurosos;
iban a misa a remediar sus males
y así el domingo se hacía glorioso.
Campanadas que entraban a raudales
dejando en el pueblo el alegre gozo
de aquellos sonidos tan especiales.
Por eso les escribo hoy fervoroso
la dicha de esos días sin iguales
que tanto viví en mis años de mozo.