Alejandro José Diaz Valero

SONETOS, sonetos, SoNeToS

EPITAFIO

yace aquí la impavidez de un poeta

Que escribió sus versos serenamente,

que nunca pudo vivir  de sus letras.

porque a veces salían incongruentes.

 

Aquí yace sin su voz ni protesta

víctima fue de una muerte inclemente

que cuando llega y hace sus apuesta

se instala sin más en cuerpo presente.

 

Poeta, tu voluntad hoy declina,

aletargada en un sombrío espacio

sabe que su momento ya termina.

 

Y que hoy a manera de gran prefacio

blande la gran espada de hoja fina

para así dejar  su propio epitafio

 

SÁBADOS DE FIESTA

Aquellos sábados inolvidables
en tiempos de lejana adolescencia
dispuestos y precisos para el baile
luciendo colorida vestimenta.

Las muchachas lucían impecables
engalanando el club con su presencia
vistiendo todas, elegantes trajes
creando interés en la concurrencia.

Eran unos sábados bien fiesteros
donde junto a mis fieles compañeros
invitábamos chicas a la pista...

Todo a mi mente dispara certero,
pensando en los sábados placenteros,
donde la fiesta fue protagonista

 

 

DOMINGOS DE MISA

Oyendo campanas dominicales

invitando al evento religioso

sentía yo, dones espirituales

en aquellos tiempos, gratos, dichosos.

 

Se veían familias vecinales

que marchaban a pasos presurosos;

iban a misa a remediar sus males

y así el domingo se hacía glorioso.

 

Campanadas que entraban a raudales

dejando en el pueblo el alegre gozo

de aquellos sonidos tan especiales.

 

Por eso les escribo hoy fervoroso

la dicha de esos días sin iguales

que tanto viví en mis años de mozo.

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