MADRE, TUS OJOS SON COMO DOS ZAFIROS LUMINOSOS,
QUE BRILLAN EN LO MÁS OSCURO DE LA CUEVA DE LOS OSOS.
TUS MANOS SON MÁS SUAVES QUE LA MISMA SEDA
Y YO, AL VERTE ME LLENO DE FELICIDAD.
SI TU NIEGAS ESTO, QUIERO DECIRTE QUE ES VERDAD,
PORQUE DIOS PENSÓ EN HACERTE;
MÁS BELLA QUE UNA ESTRELLA, MÁS BELLA QUE UNA FLOR.
NO ES TANTO LA BELLEZA;
SINO EL AMOR INMENSO QUE ME DAS
Y EL APRECIO QUE TE TENGO ES ALGO FENOMENAL.
SI POR LA MAÑANA, ME DESPIERTO Y NO ESTÁS
TE BUSCO Y NO TE ENCUENTRO
TE HABLO Y NO ME CONTESTAS,
UNA INGRATA DESGRACIA INVADE MI CORAZÓN.
PERO NO, ESTO NUNCA SUCEDERÁ
YA QUE AL PENDIENTE SIEMPRE ESTÁS.
¡MADRE MÍA! ¡MADRE DE DIOS!
¡GRACIAS MAMÁ!