Me quede en el silencio
en aquella
noche de cuarto creciente.
Vuelta tras vuelta
en el techo
correría debajo
de la pradera.
Me remolinaba
sobre ella
y le tome
un extremo rosándole
con la puta de
mis labio
flotándoselo
con mi lengua húmeda
jama me había
maginado todo eso movimiento
hacia atrás
y así adelante
y suspiraba de delicia
cuando le chupaba
simultáneamente
ambos senos
rosándole con la punta
de mis labios.
Me dio la mano
y la acerque hacías
mis brazos con ternura
caminaba rumbo
a su cuerpo
elvia de deseo
estaba helándose
y el sudor nos humedecía,
cuando nos acercábamos
quejábamos de placer.
Todo los derecho reservado: Francis Mota