Por la locura de tus labios daría todo.
Mi corazón, mi sangre, hasta mi vida.
Por la locura de tus labios rojos
que me rosen y me llenen de energía.
Sentir el calor correr mi cuerpo.
Sentir tu suspiro que me mira.
Oh, quiero sentirte por lo eterno,
sentirte por lo eterno de esta vida.
Y si algún día la muerte me pregunta
que estoy dispuesta a pagar por mi deseo.
Diría de frente el que hereda no hurta
y ese heredero causa mi desvelo,
si es que esto contesta tu pregunta.
Ya cuando la muerte aun sin entenderme
siga rondando mi cuerpo cansado.
Que de pies y de manos se ve atado
y nadando contra la corriente.
Porque el desespero me tiende vedado
mi corazón y mi subconsciente.
Oh muerte que me matas llévame a sus labios.
No me dejes sola aquí muriendo.
Quiero entre sus brazos sonriendo
que mi último suspiro sea sin cambio
el que tenga con la fuerza de sus labios.
Quiero quemarme en su infierno eterno.
Quiero sentir que muero lentamente.
Quiero comer del fruto que hace tiempo
era prohibido para toda la gente.
Que como Eva cayó en aquella trampa
caiga también me mente ya desnuda.
Y como la mariposa sale de la oruga
así salga de sus labios ya sin calma
el fuego que me quema y me tortura.
No importaría si después de esto
me llevas lejos a dormir por siempre.
Después que en mi recuerdo quede lento
el sabor de sus labios y recuerde
que aunque el fuego me quema ya por dentro
fue lo mejor en mi vida de repente.