Al oficio de manuela le sobraron muchas manos
Con certeza la descendencia en la porcelana se quedó
Al abismo del pozo se fueron los amigos
Bañados de humo blanco, apurando el reloj.
Al oficio de ser madre le bastaron las toallas
Imaginando una novia, desnudándose la piel
Bragas de coladero que caen por las piernas
A este oficio se suman Dios y Lucifer.
Cuando la compañía no es mas que una mano amiga
Los solitarios se consuelan como un Adán sin Eva
Cuando haya que pulir las patas a una silla
Con la adicción Le harás un altar a la cachonda de manuela.
Si estás tan solo como la soledad
Has de este oficio un conservatorio…
Donde un orgasmo no se haga tanto de rogar…
Y que al llegar encuentres un paraíso en el purgatorio.
Blas Roa