Armando Cano

MI CÓMPLICE EN LAS PENAS.

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He estado pensando, soñando, meditando

la posibilidad de que me ames un día.

Que me des tu amor, tus ojos; los besos de tu boca.

Tu risa loca y tu vida junto al mar.

 

Que me entregues por siempre tus pechos, tus mejillas; 

la noche de tu ausencia y la brisa de la mar.

La fragancia de tu pelo, tus angustias y tus celos

y el calor que hay en tu hogar.

 

Me paso el tiempo pidiendo que te enteres de que existo.

Que en tus ojos me refleje; en mis oídos habites y en el tacto de mis dedos.

Que compartas tú conmigo el mejor de los regalos;

ese néctar de tus labios, esa chispa de tus ojos y a tu alma en libertad.

 

Estoy esperando a ver cuales son tus reacciones, cuales tus enojos.

Y si hay brillo en esos ojos que me inviten a soñar,

A creer que ya eres mía. Tú, mi cómplice en las penas.

La que en las noches serenas me acompaña a navegar.

 

 

© Armando Cano.