El Hombre de la Rosa

Entre los juncos

Porque los gitanos tienen,

el color de yerbabuena,

con las caras arrugadas,

curtidas por las hogueras.

Eso se pregunta el Payó

y el Gitano le contesta.

El color que tú preguntas,

es un color de veredas,

de caminos, recovecos,

de senderos, de tristezas.

Es el color que nos pinta,

la madre naturaleza.

Un color de libertades,

un sentir de los sin tierra.

Estamos siempre buscando,

la patria que nunca llega.

No entendemos de premuras,

de tensiones, ni de guerras.

De día por los caminos,

de noche con las hogueras

Errantes junto al destino,

que gira con la carreta.

Unidos los corazones,

con nuestra sangre morena.

Apiñados fuertemente,

el macho junto a la hembra.

Entre nuestros churumbeles,

envueltos en la miseria.

Nuestra patria es el mundo,

la casa nuestra la Tierra.

Qué más podemos pedir,

que tener esa exigencia.

Los payos no conocéis,

el sentido de esta ciencia.

Poniendo puertas al campo,

recolectáis más miserias.

Enfrentamiento de pueblos,

defensas de las banderas

Por odios acumulados,

con la sangre a torrenteras.

Nosotros en vez de odiar,

cantamos a las estrellas.

En claras noches de luna,

nuestra garganta se alegra.

Con las llamas que palpitan,

entre fandangos que suenan.

Seguidillas, soleares,

los tangos, las peteneras.

Que más queremos nosotros,

cuando el hambre nos aprieta.

La tierra que nos escucha,

se estremece de contenta.

Entre la noche y las llamas,

en alumbres de candelas.

Se refleja roja el hambre,

de los gitanos que velan.

Saciados de sus cantares,

repletos de bocas secas.

Se adormecen los sentidos,

con rancho de lo que sea.

Envueltos entre las mantas,

se adormecen las cegueras

Y la luna entre los juncos,

pinta la tierra de seda.

 

Autor:

Críspulo Cortés Cortés

El Hombre de la Rosa