A veces la soledad me pierde en la distancia
y rompe con mi tiempo.
Entonces se convierte en la fiel compañera:
cómplice del silencio.
A veces la soledad me reta a que te busque
por las sendas ocultas
de mis oscuros sueños.
A veces se transforma en la cruel enemiga
que asalta los más tristes de todos mis recuerdos.
A veces la soledad es ser que cobra vida
al anhelar sabores y sentires ajenos.
Y a veces se conforma con la copa vacía
para llenarla acaso de espumas y de vuelos
Debe ser que la soledad me camina muy dentro...