EL AMANTE
Bajo un techo cuajado de florecidas ramas
En el largo camino de esta avenida
Me acompaña, como un embrujo,
El repiqueteo asombroso de tus tacones
Música al oído, complacencia al alma,
De momentos idos, del amor prohibido,
Apagando hogueras que nunca terminan
Que enciende el delirio de días vividos
Me desangra el ansia de este pecado
Que galopa en potro de contrariedad
Y sin embargo deshiela mis sienes
Separa las sombras de la oscuridad
Me embriaga el aroma, despierta mis celos
La luna que puede acariciar tu pelo
Mi carne reclama tu cuerpo en mi cama
Pues soy, como amante, el que más te ama
Teresa Ternavasio
25/02/2011