Sufría el mal de muchos,
un mal que no tiene registros ni estadísticas.
Un mal que no figura en un padrón,
que no le importa a tantos.
Un mal, consuelo de los tontos,
de ceguera interior,
de sufrimiento.
Una enfermedad desarrolada que no conduce a más que a la ignorancia.
una insuficiencia de la infancia
que al cabo se estancó.
Y hoy es desgracia.
Sufría el mal de muchos,
del no escucho;
en el mundo del yo.
Del yo y su mundo.