Unos malditos orgullosos somos tú y yo.
Yo pensando: fue culpa de el,
y tu analizando: fue culpa de ella.
¿Cómo podíamos llegar a anhelarnos el uno al otro,
si el orgullo y la estupidez nos cegaban?
Sí, fue culpa tuya,
Sí, fue culpa mía
Sí, es culpa compartida.
Ambos cargamos con esta agonía
que disipa los momentos felices de esta inútil vida.
Tanto tú como yo llevamos la culpa en la mirada,
por no hacer lo que el corazón anhelaba
entre caricias enredadas y una vida añorada.
Sin sueños ni locuras
que para nuestro amor haya cura.
¿Fuiste tú? ¿Fui yo? solo diré que la
culpa compartida es en lo que creo hoy.