Estoy viviendo horas de dolor
Por una caída en mis escaleras,
Salía a la calle con ilusión
Y de pronto me vi en el aire…
Todo por un amargo tropezón
Que me tiene con cabestrillo
Con un dolor infernal, sin compasión
Que me lleva a pensar en suicidio
Escribo con una mano y poca visión
Por el dichoso azúcar, en sangre
Veinte pastillas, insulina y depresión
Que dominan todo mi enjambre,
Un cuerpo con cincuenta y ocho años
Que vive en el peldaño del dolor en su cumbre,
Grito por dentro entre malditos silencios,
Lagrimas que avivan mi pesambre,
Días oscuros viven mis adentros,
Ciegos por el dolor que me tiene en el alambre,
De este circo diario que vivo, lleno de tormentos
Fibras atrofiadas y huesos separados de su carne.
¡Cuando mi cuerpo cayó al suelo, sentí un dolor inmenso en mi hombro izquierdo, que me tiene anulado en mi calvario!
Modesto Ruíz Martínez / miércoles, 02 de marzo de 2011