¡Oh! mariposas que vuelan con donaire,
desafiando las alturas inclementes,
son blancas, son azules, son moradas,
son incandescentes,e iluminan mi morada.
Díganme si han visto a una demente,
que busca el amor desde hace años
y por estar pensando en tanto verso,
no se da cuenta que el amor pasea a su lado,
que de su corazón salen luciérnagas,
que se posan en cada letra,
anunciándole que el amor no la ha dejado.
Entre la gran multitud de los poetas,
vivo mi vida entre rima y prosa,
sintiendo cómo me encadeno a las letras,
sin poderme liberar ni un momento,
escuchando las voces que me gritan... ¡detente!
No es bueno vivir encadenado al pasado,
andar con las cadenas y grilletes,
llevando tus versos amarrados.
No es duro llevar estas cadenas...digo,
con cada eslabón ato los sueños,
construyo escaleras y subo al cielo,
me bajo mil luceros y la luna
y con el manto de la noche
me cubro de las frías madrugadas.
Siento el reverdecer de la campiña,
que acaricia mi piel pálida y fría,
siento las gotas de rocío que caen en cascadas,
golpeando los cristales de los ventanales,
de los sueños dorados, que persigo.
Escucho conciertos, de luciérnagas aladas
que giran en círculo encantadas,
anunciando que ya va a salir el alba.
Pincelo en un blanco pergamino
los colores del sol en el ocaso,
pinto el mar, pinto arena blanquecina
y gaviotas que surcan el espacio,
pinto olas alzándose hasta el cielo
y espumas que bañan a la playa.
Se abrieron las puertas de la estancia,
entré a un mundo impregnado de fragancias,
allí, no encontré indiferencia,
encontré la medicina para el alma,
encontré la cura a mis dolencias
y amigos que me brindaron calma...
Ellos son...
¡Todos mis poetas y mis amigos del alma!
Felina