Eres parte de mi
y me siento agradecido,
te hice tanto daño no merecido
que no existe perdón en mi,
no existe nada en mi ahora
que me haga ponerme de pié y alzarme erguido,
pues de ningún modo te di lo que mereces,
peor aún, a tu corazón mantengo herido.
Por todo lo que has hecho mereces sin duda mi admiración,
así que desde hoy es tuya mi antes tan negada resignación,
tu amor es único en alma aunque no se concrete en una cama,
pues puedo sentir el cariño en tu mirada
y eso merece seguir con esto que me enferma y que me mata.
Le hablaré hoy al espejo
y le recordaré que aún estás ahí aunque no sea cierto
imaginaré que es solo un gran amor de lejos,
de esos de antología,
de esos que viven siempre en agonía
aunque día a día siguen raudos su osadía.
Haré uso de antiguos recuerdos, cuando esté agobiado,
y cuando nadie me vea
llamaré a tu fantasma para que acompañe en silencio a mi secreta soledad.
Te diré todo sin decir nada,
Apoyándote, sin esperar nada (aunque nunca me has dado nada),
ayudándote a estirar tus cortas alas
y así llenar sin pasión mi casi muerta y nula cara.
Desde este lugar empapado en calma hundiré mi karma
y buscare a mi manera el querer seguir viviendo en casa.
Y aquí,
fundido en la pereza,
borrare de a poco esta fiera que me estresa,
suprimiré mi memoria
y no volveré jamás de nuevo a preguntar
¿Dónde y cuando es que dejé de sentir?
¿Dónde fue que apagué mi fuego,
ese que a veces si buscar encontraba otras ganas
que daban vida a mi cuerpo enfermo?
¿Donde y como murió Gerardo,
el que nunca creyó encontrar entierro que lo deje quieto y sin mas recuerdos?