Apartado en un estratégico lugar, el hombre disparaba a sus victimas,
una, dos, varios heridos y otros mortalmente alcanzados.
Las personas corren despavoridas, protegiendosé del desquiciado
que no perdona; infantes, jovenes, mujeres, ancianos, dá igual.
Alaridos de terror, el pánico a sucumbido.
Los disparos siguen en ráfagas de fuego a su mortal encuentro.
A la cacería del francotirador ubicado en su asesino lugar,
las defensas se organizan. De un certero disparo !bam!
el hombre cayó desde lo alto de la torre.
Los transeuntes se aglomeran curiosos. Las sirenas de ambulancias,
y policias no dejan de sonar.
Allí en el lecho del cemento, se encuentra el hombre.
Enajenado de episodios traumáticos, imposible de superar
y transformado en el propio objeto agresor, de quién alguna vez
fué víctima; cayó en su propio juego mortal.
Así terminó el francotirador.
luz teresa maldonado folkerts