Recuerdo bien aquel bellísimo 7 de abril,
comenzaba la noche a cubrir nuestro espacio,
las 7 con 7 te dije mientras contabas estrellas de mil en mil,
la luna del oriente con ternura nos acariciaba en su viaje despacio.
Puse mis manos en tu coqueta cintura,
en tus labios presurosos deposité 7 besos perdurados,
mientras los dedos recorrían a prisa tu bella figura,
7 veces repetí te amo y luego me perdí en tus ojos mojados.
Deslicé mis manos por cada rincón de tu cuerpo acalorado,
te hice 7 caricias jugando con tu pelo enredado,
te abracé 7 veces para arrullar tu corazón apasionado,
y te mordí los labios para calmar las ansias de tu ser excitado.
A más no poder, desaté mi alma y mi deseo intenso,
con tu cuerpo entre mis brazos no pude contar un 7 mas,
llené de besos tus labios, cubrí tu piel con la mía,
las caricias parecían viajar presurosas por ese placer inmenso.
La oscura noche nos envolvió en su silencio,
podíamos oír claramente nuestra respiración agitada,
nuestras miradas hablaban sin decir palabras,
y la pasión nos consumía toda el alma.
En ese instante te sentí aun más mía,
mis manos vagaban por tu tembloroso cuerpo,
pareciese que el cielo en uno solo nos unía
y al ritmo de nuestros latidos el tiempo se consumía.
Pasaron ligeras las horas, la noche nos absorbió,
quedaste dormida en mis brazos...
el amanecer de colores tu cuerpo acarició,
y para siempre quedó escrita una noche de los dos...