Nunca me he acostado sin pensar en tu cara,
pidiéndole a la noche llevarme a la mañana.
Pidiéndole a Dios: ojala que me amara,
nunca me he acostado sin ti en mi cama.
Tú eres para mí, la mujer de múltiples dones,
la niña más rebelde que un hombre ha conocido.
Que ríe en un llanto, que canta y cambia tonos,
que ve que yo soy bueno, pero que es mala conmigo.
Dejo pasar las horas, sin ti, sin tu ternura,
despreciándome, pensando como un conformista.
En medio de la soledad con la noche oscura,
¿qué hombre en ese mundo sería optimista?
Nunca me he acostado sin pensar en tu cara,
pidiéndole a la noche que no me deje solo.
Pidiéndole a Dios, aun si no me amara,
que me tenga con ella, por lo menos en el recuerdo.
LEOM KOLMNELA