Extraño el fiel murmullo cuando avisas
del tiempo que sediento se acaba
extraño los señuelos que cobijas
y dejas en las puntas de mi almohada
extraño más que todo lo que extraño
tenerte en mi ragazo embardunada
con pétalos y estrellas constelando
la forma que dió Dios a tu cara
y la boca que respira suspirando
el aire que rebosa de tu alma.
Extraño el sol radiante entre nosostros
queriendo visitar tu piel osada
queriendo confundir en la alborada
la tenue necedad que el cuerpo aflora
extraño de tus labios tu mirada.
Extraño tal delicadeza tonadas que alarden
las pasiones pendientes al momento
en que me besas extraño de tus labios
las canciones que ensañan con amor
tu dulce espera.
Extraño aquella risa que confunde
el llanto de ángeles y hadas
extraño aquellas manos que me cubren
y hablan con caricias cuando callas
la intrépida insistencia que se baña
con besos y palabras amorosas
con luces de tus ojos, con tu boca
extraño el compartir con tus miradas...