Acarician las yemas de mis dedos
la epidermis de su piel escarlata,
magnetiza, sublima, y delata,
al fundirse el amor entre los dos.
En silencio, Me ciñe y Me ata
en elixir maternal de grata cosa,
es sexual, en sus noches veleidosas,
y sensual, con sus labios de plata.
PLANTARÉ EN LA MAR, MI BLANCA ROSA,
para empapar de AMOR a los marinos,
cuando lleguen al umbral de su destino
entregarán la Guelaguetza a su Moza.
luego entonces, la convierten en su Diosa
y su sensible corzón no será en vano.
Florecerá con el planton del oceano
para adorno de los bellos Glaciares
será el Jardin eterno de los Lares
y Epifanía sapiente del Verano.
Claudio