Ardiente cuerpo que naces cada día
en mi carcel de carne aprisionado
soñando que esta noche, desbocado,
serás ciclón de amor y rebeldía.
Péndulo entre el dolor y la alegría,
eres, querido cuerpo apasionado,
capaz de ser desierto enarenado
y ser infierno de sexo y agonía.
Violento como el mar en las mareas
o tímido y cubierto de pudores
te expresas con el ciclo planetario,
síntesis entre nardos y azaleas,
agua en tu vida y fuego en tus amores
querido cuerpo amante presidiario.