Aquí te espero, sentado en el auto
La campanilla del vendedor de helados
me transporta con ecos a la infancia.
Pasan peatones como recuerdos
y siento el calor más seco todavía.
El cielo está limpio
y el verano derrama las hojas de los árboles.
Sueno el claxon
y atisbo tus ojos claros,
recorriendo mi interior y estallando
como dos soles
que nacen de la mañana
Construyendo “te quieros”
Así… con cada mirada.
Podrías dejar correr el tiempo
y cerrar los ojos…,
que la historia pase
como un espejismo sin refractar la vida.
Pero no…
Tus ojos…, esos ojos.
Marco de amor, oleo de vida,
me toman por asalto,
son paz enmudecida.
Inmaculadamente bellos,
fieles y puntuales a la cita.
Ahora… que nos disponemos a llegar
enamorados a nuestro destino
... La vida.
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