Perdido en un silencio misterioso
vagué una mañana por la arena,
intentando despojarme de una pena
mis recuerdos recorrí muy cauteloso.
Entregado a sus caricias sin reparo,
fueron delicias en mi piel tanto encanto,
hasta el roce de sus labios fui guardando,
nunca pude reaccionar, fui atrapado.
Luego sus besos y mis besos se estrellaron,
apasionados desterraron las tristezas,
sin palabras, ni tampoco hubo promesas,
tan solo besos nuestras bocas regalaron.
Por un momento nuestros cuerpos se acercaron
casi desnudos se sintieron enredados
transpirando sus deseos alocados,
al instante, provocados se alejaron.
La despedida fue mordaz, inesperada,
indefenso, no atiné ningún reproche,
si hubo amor, se despidió en aquella noche,
cada segundo pareció no valer nada.
Mientras camino por la húmeda arena
sigo perdido en un silencio misterioso,
ya no quiero recordar tan cauteloso,
ni despojarme de un adiós que causó pena.