Todo se apaga. Se oscurece la luz, la noche es eterna, las sombras se acercan, el negro todo lo cubre. Sigo mis pasos en medio de la nada, mi sombra es mi guía. Cada sonido busca su instrumento, cada color su pincel. Cada aroma busca su perfume, cada luz su linterna. Así mi alma busca vagando la exitencia, la razón, la voluntad. Siento las palabras tras de mí; mi génesis es mi meta. El dolor se regozija en la alegría de la muerte, la alegría se muere en el dolor del regozijo. La noche eterna da paso al nuevo día, al nuevo amanecer a la vida. El silencio llena el vacío de mi alma, la oscuridad ilumina mi interior acaecido. El camino se alarga a través de la verdad, se estrecha acercándose a la paz. Mi cuerpo abandona mi alma, camina sólo, sin andar. Cada exitencia busca su origen, cada origen busca su porqué. Cada mentira busca su escondite, camuflado en las bellas palabras del pasado. Así mi alma busca vagando la exitencia, la razón, la voluntad. Cada reflejo busca su espejo, cada sombra su sol. Cada suspiro busca su eterno descanso en el aire, cada lágrima su descenso al mar. La noche eterna da paso al nuevo día, al nuevo amanecer a la vida. Siento mis piernas desfallecer, cayendo a la infinidad de la vida, cayendo al vacío de mis ojos que buscan algo que mirar. Cada gloria busca su pena, cada caída su dolor, cada amor busca su inocencia en la exitencia de la inconciencia. Cada flor busca sus raíces, plantada en el mar de mis lágrimas.