Tus ojos me hablan de otra noche y otro tiempo.
Esas palabras que corren por las pestañas y vencen
el misterio resuenan en mis oídos. Cierro los míos
y te veo partir en la caravana del gran Amon Ra, bajo
el sol ardiente de Egipto. Nos amamos esa tarde cuando
las langostas amenazaban la ciudad. Por una vez tus labios
derrotaron mis ansias, los dioses callaron y gritamos de
placer. Hoy te veo pasar en otra ciudad, en otra vida,
en otro cuerpo. Tus ojos me hablan, pero el silencio
de la distancia me vence.