Te siento aquí conmigo, adolescente,
desnuda y tan feliz, casi dormida.
Rozo a besos tu espalda. Estremecida
reaccionas a mis labios levemente.
Indómitos mis dedos, suavemente,
recorren tu silueta ya diluida
en la sombra que inunda progresiva
la tarde que abandona el sol poniente.
Prosigo la caricia lentamente.
Te giras hacia mi. En tu mirada
perdura la pasión viva y latente.
Me besas en silencio y, ya vehemente,
te me brindas ardiente y entregada.
Yo me sumerjo en tí eternamente......